21.4.07

Colegiales 3 - Barracas Bolívar 1

Sin levantar su nivel, Cole ganó y ya amenaza a todos…

Con poco pero lo suficiente, Colegiales volvió a quedarse con los tres puntos y ya está a un pasito de la punta: fue 3 a 1 sobre Barracas Bolívar, quien todavía se mantiene como uno de los primeros.

De seguro, fue una de las tres victorias más festejadas por Colegiales. Por la exorbitante forma en la cual lo hicieron tras el pitido final, pero por sobre todas las cosas, porque cada uno de los que se presentaron en el día de ayer, tomaron conciencia de la magnitud en la que se envolvió tal triunfo. Tres puntos que en definitiva lo ubicaron a una unidad de los dos punteros, uno de ellos a quien derrotó, y con un partido por disputar. Pero no deben engañarse... Porque Colegiales volvió a jugar mal. A tal punto, que mucho le deberían agradecer al arquero de Barracas Bolívar, el señor Pauliti, quien en dos de los tres goles evidenció una grotesca responsabilidad. En definitiva, algo cuando menos atípico si nos guiamos por lo que, con la salvedad de los clásicos y el choque con Dock Sud por la primera fecha, ostentaba la tendencia: jugar mal, sinónimo de no ganar.
En cuanto al comentario por minorizado del partido se refiere, quien venció volvió a padecer de la falta de claridad y apetito, principalmente en los primeros 45’, y eso se denotó más que nada por los flacos rendimientos de jugadores tales como Cóceres, Pereyra Alonso y Torres. Ninguno de los mencionados contó el hambre necesaria a la hora de exigir ser el eje de control, ni con el tino y la fineza para su distriubución cuando la pelota circuló por los pies de ellos, y por ende, todo `` Cole ´´ lo sintió. Además, no sólo por ello, sino también puesto que Barracas Bolívar casi sin proponérselo, pasó más tiempo en ese capítulo en el campo del local, que en el suyo. Y en efecto, estas razones desencadenaron en que los de Rondina fueran sorprendidos por la tempranera desventaja a la que se los sometió cuando el lateral izquierdo Tortorella, en una aparición libre de toda marcación, abrió el marcador con un cabezazo seco, sagaz y certero. Es más, minutos más tarde, la diferencia pudo ampliarse de no haber sido por la fantásticos reflejos que mostró Verza ante un muy buen remate de Almada Flores. Diferencia que seguramente habría sentenciado el partido. Pero no se dio. Y subsiguientemente, la historia se niveló. Para abajo. Pero se niveló al fin. Los de Munro atravesaban una situación de contrariedad, cuando Mendoza de a poco comenzó a irradiar señales de inquietud y molestia para toda la defensa enemiga. De hecho, con el pasar de los minutos, se transformaría en el jugador más activo, oportunista y en definitiva, con la conquista que marcó el desnivel por obra y gracia de él, desequilibrante de la tarde. Sin embargo, en este capítulo, lo más peligroso en materia de llegadas pasó por dos zapatazos de más de 25 metros. Uno de Mendoza, que por algunos centímetros no fue gol. Y el otro justamente, el del empate. El que impulsó a los 28’ Cristian Valdéz, y que se incrustó suavemente contra la red por la complicidad de un arquero que no logró amortiguarlo correctamente.
En el complemento, Colegiales, de la mano de Mendoza, emergió con algo más de decisión, pero carente de todo tipo de ideas colectivas. Eran, más que nada, arrestos individuales. Tal es así, que el segundo y tercer tanto se gestó y concluyó de esa manera. Por arrestos individuales. Los de Munro no encontraban la fórmula para vulnerar el hermético esquema conservador de los de Bolívar, cuando a los 30', un guapeada por el sector izquierdo bien de potrero por parte Miguel Mendoza, mutada con destellos de gambeta y habilidad, le permitieron rematar casi sin ángulo desde la línea final, y verse beneficiado milésimas de segundos después por la incompetente intervención del portero visitante. Inmediatamente convalidado el gol, vale apuntar que Tortorella se iría expulsado por su desmedida queja ante el árbitro del encuentro, luego de manifestarle injuriosamente que la pelota no había ingresado en su totalidad cuando éste mismo llegó a despejar ni bien la redonda se escurrió entre los pies de su guardameta. En consecuencia, con el 2 a 1 ya fijado, los de Ortemín - Ducase se vieron obligados a irrumpir hacia el ataque con más necesidad que otra cosa, con lo cual, ello permitió que los de Munro construyan el tercer y definitivo gol por la vía de los espacios. El que a los 41’ concretó Cóceres tras dejar en el camino al par de centrales `` Bolivarienses ´´, que lo marcaron mal, y al rematar al palo izquierdo del arco que da a la tribuna cuya divisa cuelga de uno de los alambrados. No obstante, nada más ocurrió.
En síntesis, más allá de una nueva producción enmantada por lo tenue y lo desgarbado, Colegiales pudo aglomerarse con la victoria, por lo que de hacer lo propio el próximo miércoles ante el Acassuso, quedará como el único puntero del campeonato. Y ha sólo tres fechas del final.

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